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Pedro era un hombre trabajador y dedicado a su familia. Vivía en Itagüí con su compañera Marta y su hijo, y aunque su vida no era lujosa, siempre había logrado mantener a su familia con su salario en una empresa de construcción. Sin embargo, un inesperado problema financiero lo llevó a una situación complicada cuando Marta sufrió un accidente, y los gastos médicos desbordaron el presupuesto familiar.

Para enfrentar los gastos, Pedro acudió a préstamos personales y tarjetas de crédito. Inicialmente pensó que podría gestionarlos, pero los intereses crecieron rápidamente. Con el tiempo, las deudas aumentaron hasta el punto de que su salario ya no era suficiente para cubrirlas, generando en Pedro una gran ansiedad y afectando la relación con su familia.

La situación se agravó al recibir constantes llamadas de los acreedores y temer por la pérdida de su hogar. Pedro se encontraba atrapado en una espiral de deudas sin salida aparente, hasta que su compañero de trabajo, Juan, le habló sobre la Ley de Insolvencia para Personas Naturales No Comerciantes en Colombia, lo cual le ofrecía una esperanza.

Pedro decidió acercarse a A y G Asesorías Integrales, donde el abogado Luis Carlos le explicó cómo funcionaba esta ley. Le dijo que no solo era aplicable para comerciantes, sino también para personas como él, que se encontraban en cesación de pagos, permitiéndoles reestructurar sus deudas sin perder su patrimonio ni enfrentar embargos inmediatos.

Luis Carlos también le explicó los requisitos para acogerse a esta ley: Pedro debía demostrar que había dejado de pagar varias de sus obligaciones durante más de 90 días o que sus deudas superaban su capacidad de pago. Una vez iniciado el proceso, se detendrían las acciones de embargo y cobro judicial, lo que sería un alivio para él y su familia.

Con el apoyo del abogado, Pedro presentó su caso ante el Centro de Conciliación. Se suspendieron las acciones judiciales y embargos en su contra, y se estableció un plan de pagos que correspondía a su situación financiera real. Gracias a la negociación, los acreedores aceptaron condiciones más favorables, evitando que Pedro cayera en la quiebra total.

 

Con el nuevo plan de pagos, Pedro recuperó la tranquilidad. Sabía que no iba a ser fácil, pero ahora tenía un camino claro para salir de sus deudas sin perder lo que tanto le había costado construir. Su relación con Marta y su hijo también mejoró, ya que la presión financiera se había reducido considerablemente.

Al cabo de unos meses, Pedro seguía cumpliendo con el acuerdo establecido, y poco a poco, su situación financiera comenzó a estabilizarse. Había aprendido una lección valiosa sobre el manejo de las finanzas, pero lo más importante, había descubierto que la ley en Colombia le ofrecía una segunda oportunidad para levantarse de una situación que parecía imposible.

En A y G Asesorías Integrales, entendemos que la vida a veces nos enfrenta a situaciones inesperadas.

Si te encuentras en una situación similar a la de Pedro, no dudes en contactarnos. ¡Siempre hay una salida legal para los problemas financieros!

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